Ciencia, intereses y silencios

17.09.2025


A día de hoy, todos saben —o creen saber— qué es la acupuntura, aunque en la mayoría de medios se quiera esconder, ridiculizar o llamarla pseudociencia. Solo hay que darse un paseo por buscadores como PubMed para comprobar que fácilmente hay más de 5.000 artículos de investigación científica sobre ella.

Y, sin embargo, vivimos en un mundo adoctrinado, manipulado y polarizado: unos dicen saber, otros saben decir, muchos quieren creer que saben… y casi nadie quiere ver la realidad.

Vivimos en la cultura del cientificismo. ¿Ah, que no sabes lo que es? Pues verás… El cientificismo es una corriente filosófica reductiva que sostiene que la única forma válida de conocimiento es la que proviene de la ciencia. Es decir: si no se puede medir en un laboratorio, simplemente "no existe".

Bajo ese dogma, la sabiduría milenaria de culturas enteras no vale nada, la experiencia clínica de miles de médicos y terapeutas no cuenta, y la vida humana se reduce a estadísticas, gráficos y moléculas. Según esta visión, la espiritualidad es superstición, la filosofía es humo y la medicina tradicional es engaño. En realidad, el cientificismo no es más que una fe disfrazada de objetividad: creer ciegamente que la ciencia lo explica todo, cuando ni siquiera la propia ciencia se atreve a afirmar algo tan absoluto.

Pero la vida es más amplia: las emociones, las relaciones, la cultura y la espiritualidad también forman parte de nuestra salud y bienestar. Negar todo lo que no está "demostrado" con la metodología científica actual es como mirar el mundo con unas gafas demasiado estrechas: ves algo, pero no lo ves todo. Y justamente la acupuntura está más que comprobada, pero nos quieren hacer creer que no. Además, esto solo pasa en España, porque en países como Portugal, Alemania, Francia, Italia, Inglaterra o Estados Unidos está reconocida y se utiliza dentro de los servicios de salud. En cambio, en España no… aquí lo que sí somos es el mayor consumidor de fármacos por persona del mundo.

¡Denme todo hecho! No quiero tener que saber quién soy, no quiero cambiar ningún hábito. Que el mundo siga girando mientras yo sigo contando los "likes" que alimentan mi ego, esperando al fin de semana para disfrutar, o —peor aún— a las vacaciones para "desconectar".

¿Desconectar de qué? No puedes huir de ti. Porque además formas parte de él, aunque creas que eres muy especial. Te hacen creer que eres único, que lo mereces todo… pero no puedes escapar de tus problemas internos. Tampoco podrás huir del préstamo que pediste para poder huir de ti, mientras tu sombra te persigue a donde vayas. Y en septiembre, una depresión postvacacional "excelente". ¡Todo es maravilloso!

El sistema nos lo vende así: todo es bienestar, todo es salud. Tú pagas impuestos y ellos "cuidan" de ti.

Hace poco me encontré con el hermano de un amigo de la infancia. Una breve conversación que refleja muy bien lo que significa la acupuntura en España:

—"¿Eres acupuntor? ¡No me digas! ¿Pero eso funciona? Mi madre me contó que hace muchos años fue a uno y le fue muy bien. Me gustaría ir… ¿Podrías darme cita? Tengo unos dolores de espalda y cuello tremendos".

¿Cuántas personas hay así en la actualidad? Muchísimas. Hoy cerca del 60 % de la población consume ansiolíticos, antidepresivos, pastillas para dormir o incluso varias a la vez. Y, aun así, cuando aparece el dolor, la ansiedad o el vacío, recuerdan que alguien cercano probó la acupuntura y le fue bien… pero siguen atrapados en la duda.

En ese momento el silencio habla… Él sabe que toma su cóctel de pastillas a diario, pero en su mente solo existe la próxima cerveza, el capítulo que verá por la noche en su plataforma de series favorita y la manera de alargar lo máximo posible el día para no tener que volver mañana a un trabajo que odia… ese mismo que le permite pagar sus vacaciones.

Así funciona este nuevo mundo. Se palpa la crispación, las caras tensas, la mala educación, los pitidos de los coches, las prisas, el "llego tarde", el "no tengo tiempo", el "lo quiero todo ya".

Menos mal que existe la acupuntura… Porque cada vez hay más gente que dice:
—"¿Sabes qué? Una vez fui a un acupuntor… y me fue muy bien."